No os lo vais a creer y no quiero crearos una incertidumbre loca, pero, ¿sabéis que ha pasado con los propósitos que llevo repitiendo desde 2014? (Inserte música de tensión aquí) ....
Que me paso la proposititis por donde se sufre la orquitis.
Me he releído mis propósitos y he pensado, ¿y a mí esto para qué me sirve y en qué momento me convierte en una persona feliz?
He interiorizado la mitad de los propósitos que casi todo el mundo mete en la lista y que curiosamente, no estaban en la mía, porque me olía que eran obligatorios.
He dejado de fumar, hago más deporte y a mi alimentación han llegado las zanahorias como snack. Viajo mucho, practico idiomas, llevo una filosofía de vida con la que me siento totalmente a gusto...
Me refiero, si un propósito nos cuesta media vida, igual hay que replantearse si es que no nos interesa lo suficiente como para esforzarnos por conseguirlo, o si necesitamos que alguien nos eche un cable con el tema, o si por lo que sea está lejos de nuestras posibilidades.
Hay una diferencia entre esforzarse y obcecarse.
De todas formas, nos pasamos la vida planteándonos las mismas metas. Con lo diferentes que somos, qué raro que la mitad de nuestros propósitos pasen por lo mismo.
Los propósitos que tienen que ver con hábitos de vida y mentales saludables, deberían estar fuera de la lista, porque esos hay que tener claro que en algún momento hay que incorporarlos. Así que, como bien diría Lucifer (prota de la serie de mi siguiente post):
What is it that you truly desire?
¿Cuál es tu deseo más profundo?
Pues mira, llevas razón..��
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