A pesar de haberme hecho soltar alguna lagrimita, cosa que no tiene ningún mérito conmigo, no me gusta el anuncio de la lotería de este año. De hecho me parece uno de los anuncios más cabrones de los últimos años (recopilatorio desde 1994 aquí)
Porque veamos, si no te toca porque no has comprado el décimo, bien sabe Dios (o quien corresponda) que es una putada, pero algo responsable eres.
Puede que Montserrat nos acojonara en su dúo con Rafael, pero la ilusión no nos la tocó, y desde luego el calvo seguirá teniendo su huequito en nuestros corazones navideños.
Pero el anuncio de este año es como si ni siquiera el décimo de Navidad fuera capaz de hacer que nada cambie. ¡Cojones, copones, cupones!.. vende ilusión, ¿esto qué es? Un has cocinado un plato cojonudo que se ha caído de la bandeja antes de probarlo, te han descartado de ese empleo que tenías casi firmado, tenías planes y te han despedido, todo era amor hasta que te han mandado a la mierda...
Es un ¡eres millonario! pero solo hoy y de mentirijilla, porque verás la hostia que te llevas mañana cuando te des cuenta de que no te ha tocado.
Ah no, que es una "señora despistada", que recurso tan bajuno como reclamo publicitario.
Yo quiero un anuncio que venda magia o ilusión. Si por lo que parece ya hemos renunciado a la magia y no me vais a dar duendecillos, quiero un spot osbceno, dos segundos de cancelación de hipoteca y después un carro de la compra que se va llenando con una familia sin mirar precios, como una parodia de una bacanal, con langostas volando y un plano de un tío enorme pagando, que para eso lo paga el gordo.
La abuela en un spa de lujo, el niño bañándose en la fondue de chocolate para subirlo a Instagram, la madre haciendo parapente y el padre comprándose un burro con unas gafas de diamantes como mascota. Y que pague, que lo paga el gordo.
2017, no quiero volver a ver una pena así.
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