En mi misión de haceros la vida más entretenida, hoy una receta simple, simple, para que solo perdáis diez minutos en la cocina. Apta para inexpertos, vagos, o seres ajetreados.
Compráis pechuga de pollo y una lata de piña natural. Y una sartén en el caso de que pertenezcáis al grupo de los inexpertos que no ha superado las fases sándwiches y ensaladas.
1. Troceáis el pollo.
2. ¡A la sartén! Gotita de aceite, un poquito de sal y una pizquita de pimienta molida.
3. Cuando está dorado echáis la piña con su jugo.
4. Esperáis que se evapore el caldito y dejáis que la piña se dore al gusto de cada uno.
5. Lo servís en un plato, os lo coméis y me dais las gracias por descubriros una forma de comer pechuga de pollo sin que se os haga bola.
Tiene muy buena pinta........ lo probare y ya te digo algo, seguro que a sara le gusta. muackssss
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