Halloween 2009. La historia... (cap.1) (Disfraces)

Puede que ayer al acostarte no estuvieras solo y ese escalofrío que sentiste antes de dormir fuera porque estaba cerca. Si hubieras girado la cabeza tal vez me hubieras visto. Puede que por eso durmamos con los ojos cerrados, puede que aunque no me veas, siga allí. Jor jor jor (risa terrorífica)

Pues eso, pequeños, ayer se celebró Halloween y no pienso seguir en tono terror, ¡que luego la que no duerme soy yo! Aunque quizás deba contaros nuestra historia...

Cuentan los descendientes de aquellos que sobrevivieron a la tragedia, que hace muchos años, aquel día prometía pasar a la historia como uno de los días más felices en aquel pueblo tan pequeño, que por su mala fortuna, hasta eliminaron de los mapas.

Dicen los escritos que aquella mañana la novia sonreía, mientras sus hermanas daban los últimos retoques a su vestido y su pequeña sobrina encargada de las arras, corría por el jardín.

Cuentan que el novio, ilusionado, esperaba acompañado por los padrinos, mientras el cura colocaba las flores de la iglesia y el fotógrafo preparaba su cámara.

Murmuran que incluso aquel hombre que se había colado en la ceremonia, sin presentir la tragedia, irradiaba felicidad...

Y llegó la hora señalada y la novia entró en la iglesia. Sonando la marcha nupcial una nube negra cubrió las vitrinas, el frío se hizo presente en la sala y antes de que las mujeres pudieran cubrirse con sus pañuelos, las puertas del santuario se cerraron a sus espaldas.

Las cabezas se giraron y mientras las flores se marchitaban rápidamente, los cristales estallaban en una lluvia mortal de fragmentos de colores.

Por encima de las voces de los invitados, gritos tenebrosos venidos del más allá, rompían tímpanos y hacían palidecer los rostros.

Y las imágenes se resquebrajaron disparando sus añicos, las paredes se tiñeron de negro, se evaporó el agua bendita y se astillaron los bancos de madera.

Manos heladas apretaban sus cuerpos, sus vestidos se convertían en jirones, temblaba el suelo bajos sus pies, levantando el pesado mármol y abriendo un abismo de rojo fuego del que nunca más volverían.

Y después, silencio....

Cuentan que cuando la puerta se abrió, el hombre más elegante jamás visto cruzó el umbral, llorando mientras se evaporaba, convirtiéndose en nada.

Susurran con pavor que aquel ser, el Rey del mal, no podía soportar perder a la mujer que amaba y prefería darla muerte que verla en brazos de otro amor.

Juran que el lugar, todavía huele a Azufre.

Jijijiji en el capítulo 2...cómo pasamos la noche
Y en el 3.... cómo se hacen las pupis...
Las bodas ya se sabe, ¡siempre son largas!

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