Más Halloween

Este año nos fuimos Lorena (Alias La Amparo) y yo solitas. Entre unas cosas y otras el nivel de deserción se nos subió por las nubes...sniff snifff, así que tampoco nos lo curramos tanto como otros años.

Pero hay que salir, para un día que la gente se disfraza yo no puedo quedarme en casa..es uno de mis mandamientos Rosquilliles "Te disfrazarás siempre que sea posible" Así que después de comprar el latex en una tienda de maquillaje profesional chulíiisima nos pusimos manos a la obra.

Y Mientras yo me auto-disfrazaba el Pitu hacia lo propio con Lorena, con mi vocecilla de fondo:

- Diooooos, no eches así el maquillaje que es Max Factor y cuesta una pasta.

Y no, no es que sea especialmente rata, es que ver esas manos taaan grandes cogiendo mis pinturas me activa una señal de alarma en el cerebro!

¡¡¡Peligro, pinturas rotas, peligro, colores mezclados!!! Independientemente de que las use bien o mal, es como cuando las madres te vigilan cuando están aprendiendo a cocinar..sería algo así como Mirenchu en Gran Hermano.

Una vez pintadillas nos echamos a la calles, literalmente, calle arriba, calle abajo, como mi abuela cuando era una buena moza y andaba por el pueblo, forradas con más capas que una cebolla, pensando: a ver si con el royo de muerta, muerta, al final palmo de una lipotimia en un garito.

Pero nada, no llegó la sangre al río, será porque lo primero que hicimos fue quitarnos la ropa al entrar al bar.

Yo me quité el vestido, el jersey...Ees lo que mola de halloween, que acabas con Look pijama en un garito y la peña tan tranquila.

La cuenta, para ahorrar, intentamos pagarla en carne.