Schhhh Rosquillas duermen... De cuando me duermo en cualquier lado.

Me duermo, me duermo en todas partes, tanto que ya no cojo la línea seis a riesgo de pasarme toda la mañana dando vueltas en el metro enroscada como una auténtica Rosquilla, mucho más prácticas las líneas donde acaba el recorrido y algún alma caritativa me despierta y me dice: -oye, última parada- No descarto acabar algún día en cocheras.

Tengo una lista de dormidas fugaces surrealista. De llegar tarde por quedarme dormida ni hablamos, del día que perdí un AVE o la ocasión en la que casi pierdo un avión, prefiero ni acordarme.
  • De pequeña en una comunión mis primos en un columpio y yo sobadísima en otro columpio, abro los ojos, no hay primos.
  • En un examen que debió ser muy aburrido, este por lo menos era escrito. También me pasó en uno oral. -Rosario Guillén- Me siento delante del profe, me lanza la pregunta, no soy capaz de articular palabra, me dice estas dormida, le pongo cara de pruff que vergüencita esto no me pasa nunca, estoy muy cansada, jo soy buena... El hombre se apiada -duérmete un ratito, tomate un café y haz el examen la última-
  • De pie, cuando trabajaba de aforadora en el metro, con el consiguiente riesgo de darme la mayor leche jamás producida.
  • En un despacho de una profesora, delante de la pobre mujer, con dos compañeros más.
  • Encima de un archivador del curro, delante de las escaleras por las que bajaban los alumnos.
  • En unas conferencias, en primera fila, con participación incluida: zzzzzz , suelto una frase, zzzzz.
  • Apoyada en la mesa de clase, con el profesor hablando bajito para no despertarme.
  • En el autobús, con el pañuelo que llevaba en la cabeza bajado hasta los ojos y apoyada en una señora.
Pero esto no es tan fácil, yo he desarrollado todo un procedimiento. Primero empiezo a notar que se me cierran los ojillos, momento en el que empiezo la lucha y pienso "no te sobarás, no te sobarás". Como el sueño me puede, se me empiezan a girar los ojos al estilo niña del exorcista, me imagino que llegaré hasta a ponerme bizca. Después llega la fase cabeceo, como los niños japoneses que les pesa más la cabeza. Se me cae la cabeza, me asusto y la subo, se me cae la cabeza, me asusto y la subo. Estas dos fases son las peores, mientras cabeceo y giro los ojos intento seguir escribiendo...

En un lugar de la mhianchaaaaaa, garabatos, garabatos, de cuyyy niombreee, garabato garabato...

Pasado este mal trago, llego a la conclusión de que me han vencido, así que cruzo los brazos y apoyo la cabeza. Qué queréis que os diga, son muchos años de experiencia y las marcas de las espirales de los cuadernos en la cara, además de ser ridículas, duelen.

Y apoyadita en los brazos, me duermo tan profundamente que hasta puedo soñar...

Schhhh silencio...Rosquillas en la sala!
Yana dijo...

es que dormir es muy divertido!!! que le vamos a hacer?

te invito a conocer mi blog,

http://sietesirenasvasaquererpecar.blogspot.com

Rosqui dijo...

Asias por veniiir!
Ando paseándome por tu blog! ahora te dejo una notita y te cuento que me parece!
Dormir...aisss podría dedicarle media vida! :)

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